Tipos de Cálculos Renales

Existen, principalmente, cuatro tipos de piedras o cálculos renales: 

  • Cálculos de calcio: son los más comunes (representan entre un 60%-80% de todos). El calcio que nuestro organismo no usa se dirige a los riñones, donde es retenido y puede combinarse con sustancias como el oxalato –presente en muchos alimentos. El fosfato y el carbonato son otras de las sustancias con las que a veces se combina el calcio, y hasta un 40% de los cálculos de calcio son de composición mixta. Por ello es muy importante consultar con tu médico para determinar el origen, especialmente las características del núcleo que forma el cálculo renal para poder determinar el tratamiento más adecuado.
  • Cálculos de estruvita: entre un 5%-15% de los cálculos son de este tipo. Resultan algo más frecuentes en la mujer y, a menudo, son producto de infecciones repetidas o crónicas en el sistema urinario. Pueden alcanzar un gran tamaño y obstruir el riñón, los uréteres o la vejiga.
  • Cálculos de ácido úrico: del 5% al 10% de los cálculos. Más habituales en las personas que ingieren mucha carne, mariscos y pescado y también pueden aparecer en casos en los que la orina contiene una cantidad excesiva de este ácido, como en pacientes con gota, con determinados trastornos de la sangre, en tratamiento con quimioterapia o que han sufrido pérdidas rápidas de peso, entre otros casos.
  • Cálculos de cistina: un 1% de las piedras renales tienen esta composición. Afectan a ambos sexos, aunque son poco frecuentes y están provocados por un trastorno genético llamado cistinuria. Este lleva a los riñones a volcar en la orina demasiada cantidad de cisteína, un aminoácido presente en los músculos, los nervios y otras partes del cuerpo.

La Asociación Europea de Urología (EAU), hay un 95% de probabilidades de eliminar una piedra pequeña en las seis semanas siguientes a sufrir un cólico renal. Para ello, existen varios tipos de tratamientos:

  • Tradicionalmente, se recomienda que, en caso de piedras de poco tamaño o en las asintomáticas, se deben beber de seis a ocho vasos de agua al día para aumentar la cantidad de orina y ayudar a expulsar el cálculo. Junto con cambios en la dieta o suplementos alimenticios que permitan modificar el pH de la orina o evitar el crecimiento del cálculo reduciendo la posibilidad de que se formen cristales y que estos se agrupen.
  • En algunos casos se suele recomendar la aplicación de calor local es también útil como tratamiento complementario para aliviar el dolor y las náuseas.
  • En el caso de dolores fuertes, que suele ser frecuente, es necesario ingerir fármacos antiinflamatorios. En algunos casos, pueden ser necesarios analgésicos diferentes o, incluso, la hospitalización. También existen otros medicamentos que se utilizan para el tratamiento del cálculo, favoreciendo su expulsión o su disolución.
  • Si los síntomas persisten, se precisa un tratamiento activo para la retirada de la piedra de la vía urinaria y permitir el adecuado flujo de orina, ya que el cálculo renal puede causar infección renal y daño permanente del órgano o complicaciones muy graves. A este tipo de tratamientos pertenecen los que consisten en fragmentar la piedra en trocitos muy pequeños o directamente atraparla entera a través del uréter.
  • Para piedras de gran tamaño y/o de difícil acceso no abordables por las técnicas anteriores, se requiere cirugía.

 

 

Fuentes:

Asociación Española de Urología (AEU).

Asociación Europea de Urología (European Association of Urology [EAU]) en colaboración con la Sección de Urolitiasis de la EAU (EULIS “Información a pacientes. Información básica sobre cálculos renales y ureterales”.

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